Juan Bascopé detenido por más de seis años pide justicia

en El Diario el 11-10-20 01:29

Al promediar las 6.30 horas del 17 de julio de 2014, Juan Bascopé, quien se encontraba en el domicilio de un vecino, ubicado en el municipio Mapiri (La Paz), fue interceptado por Cristian Rojas, quien le exhibió una fotografía y le preguntó si era él, al responder afirmativamente, casi de inmediato llegaron tres vagonetas con civiles y militares, lo condujeron a su casa, donde le entregaron un mandamiento de aprehensión.

Ya en su domicilio, le sacaron fotografías, requisaron todo pero no encontraron nada, aunque él nunca supo lo que buscaban. Tras la requisa lo subieron a una vagoneta de vidrios polarizados, lo llevaron al cantón de Mapiri, a una pista de aterrizaje, donde un civil llamó por teléfono pidiendo un vuelo para su traslado. El helicóptero llegó a las orillas del rio y desde ahí fue trasladado al aeropuerto de El Alto, donde lo esperaba el viceministro de Régimen Interior, Jorge Pérez, y los medios de comunicación que fueron convocados a una conferencia de prensa.

Tras la conferencia, lo subieron a una vagoneta verde con escolta del coronel Víctor Hugo L. C., jefe del departamento del Centro de Especialización Investigaciones Policial (CEIP), lo único que llevaba consigo era un maletín con su ropa y la orden de aprehensión. En el camino de bajada por la autopista, un coronel lo amenazó: “Vas a hablar a las buenas o a las malas, a quién has matado”. Él respondió que no mató a nadie, luego el coronel llamó a alguien y dijo: “Tengo al cabecilla, vengan a reconocerlo”.

A llegar a las oficinas del CEIP, en la zona de Alto Següencoma de La Paz, estuvo como cinco minutos en el patio, llegaron aproximadamente 25 militares de ropa camuflada, quienes lo golpearon brutalmente hasta dejarlo inconsciente. Recobró la conciencia y apareció sentado en el sillón de una oficina escoltado por unos uniformados, totalmente golpeado y ensangrentado.

Es allí, donde un capitán de nombre Andrés, le hace firmar varias hojas en blanco, luego lo trasladaron al penal de San Pedro, en la puerta le dieron una pastilla de morfina. El recinto penitenciario estaba cerrado por lo que fue conducido nuevamente al CEIP. En el trayecto de retorno fue intimidado diciendo que su esposa y su hija estaban en el penal de Obrajes. “Están siendo violadas, eso me decían para que me autoincrimine”.

Al promediar las cinco de la tarde, el capitán Andrés entró al lugar donde estaba, le tapó su cara con su gorra y lo subió al gimnasio, donde el investigador del caso, Mauricio Rojas hizo que se ponga de rodillas, le amarraron los pies y le taparon el rostro con una bolsa. “Trataron de matarme, ellos decían que el Viceministro dio la orden de que me maten, volvieron a golpearme tanto que nuevamente quedé inconsciente, ensangrentado completamente al lado de dos escoltas hasta las 19 horas”, relató.

Más tarde, llegaron los fiscales Luis Ferrufino y Gregorio Blanco para tomar su declaración, ambos estaban acompañados por el investigador del caso, Mauricio Rojas, quien transcribió su declaración.

Tras su declaración ordenaron llevarlo a la terraza y escuchó “que se muera de frío ese perro”, él suplicaba para que lo hagan y lo metieron a una celda, donde lo esposaron en una catrera. A las 4 de la mañana llegaron unos 80 militares quienes sacaron armas además de municiones y lo llevaron al aeropuerto de la Fuerza Aérea, donde volvieron a amenazarlo y amedrentarlo.

Ya era viernes (18 de julio de 2014), un nuevo día, y le dijeron que lo estaban llevando al municipio de Apolo. Habían abordado un helicóptero color plateado, le habían puesto un abogado de oficio de nombre Reynaldo, allí, el investigador le hizo firmar otro papel en blanco.

En el helicóptero estaban un coronel de nombre Víctor Hugo, un fiscal, el piloto y copiloto. Y...