Errores de entrada

Se podría decir que el presidente Luis Arce ha comenzado haciendo lo que todos los presidentes novatos deben hacer: criticar a su antecesor. Sólo los Papas no critican a sus antecesores, por el riesgo de que el efecto dominó llegue hasta el Espíritu Santo, o más arriba todavía.

Ha comenzado culpando de la situación económica a los tres ministros de economía que tuvo la señora Añez, cuyo mayor defecto fue no informar en detalle de la desastrosa situación económica que había dejado el prófugo de noviembre y quienquiera que hubiera sido su ministro de economía.

Algo de habilidad hay en esta actitud de Arce, porque está aprovechando que los cruceños que ocuparon economía en el gobierno de transición hayan sido tan, pero tan parcos, o tontos. Si no dijeron nada, quizá esté razonando Arce, es porque nada tenían que decir sobre la crisis que ellos habían encontrado.

El precio internacional se disparó tras el anuncio de la posible llegada de una vacuna de la farmacéutica Pfizer, que tiene un grado de eficacia del 90 %. Dos factores han mantenido el alza bajo control: el primero son las nuevas medidas de cuarentena que se implementan en Europa, el segundo es el informe de la Agencia Internacional de Energía (IEA) que asegura que la recuperación en la demanda de petróleo será más lenta de lo esperado.

El anuncio de los avances en la vacuna de Pfizer llegó como un balde de agua fría para el precio del oro. La posibilidad de una recuperación acelerada de la economía mundial abre las puertas a una ola de inversión que está buscando dónde invertir de forma segura y rentable. Los planes de auxilio económico de los países desarrollados están inyectando dinero el mercado y se espera una fuerte recuperación si la vacuna termina con la pandemia.