Alta tensión en Perú por una elección que marcará su destino

en El Día el 05-06-21 10:45

La definitiva cita con las urnas de este domingo en Perú enfrenta a los dos candidatos que más pasiones y aversiones levantan en una ya de por sí polarizada y fragmentada sociedad peruana, Pedro Castillo y Keiko Fujimori. Dos tendencias radicalmente opuestas se disputan la segunda vuelta de las elecciones generales, con las que se intenta poner punto y aparte a una de las historias recientes de mayor inestabilidad política de la región.

Castillo, de Perú Libre, y Fujimori, de Fuerza Popular, fueron las dos opciones más votadas de una primera vuelta marcada por los agitados antecedentes que ha estado viviendo Perú en los últimos cuatro años, con cuatro presidentes y los seis últimos procesados por corrupción.

El pasado mes de abril, un casi desconocido Castillo fue la candidatura más votada entre la casi veintena de aspirantes a domar la inestabilidad que en los últimos años ha representado Casa Pizarro, seguido de Fujimori, un clásico de la política peruana reciente, quien se enfrenta a su tercer intento de ser presidenta.

Sin embargo, la novedad no está tanto en las preferencias de los electores peruanos como en el rechazo que ambos generan. Si bien un 33 por ciento, según las últimas encuestas, no votarían por Castillo, un 55 por ciento no lo haría por Fujimori. La intención de voto sigue siendo ligeramente superior para el líder de Perú Libre, con el 51 por ciento, muy seguido de su competidora, que con un 48,9 por ciento ha recortado distancias en los últimos dos meses.

Entre los cinco candidatos más votados en la primera ocasión, ninguno superó el 20 por ciento de los votos. Entre Castillo --18,9-- y Fujimori --13,4-- cuentan con un tercio de los apoyos, por lo que para más de la mitad de los peruanos ninguno cuenta con legitimidad para ostentar el cargo.

Reseñable es también la cifra de peruanos que se abstuvieron o bien votaron en blanco, más de 3,2 millones, un 18,6 por ciento. En la cita de este domingo la cifra podría ser mayor, dependiendo de si los insatisfechos apuntan en mayor medida hacia uno u otro candidato, o contra los dos. En abril ya hubo una participación del 70 por ciento, unos 17,7 millones de electores, una caída del 11,8 por ciento con respecto a la cita de 2016.

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