La falta de trabajo aprieta en el estómago y en el humor social de los argentinos

en Los Tiempos el 12-11-21 02:57

Fátima, Stéfani y Carlos Alberto acuden cada día a un comedor popular en La Boca, barrio tradicional de Buenos Aires. Cuando todo cerró por la pandemia de covid-19 tuvieron que dejar de trabajar y ahora ven impotentes cómo la inflación devora el poco dinero que producen.

"Vengo al comedor desde hace cinco meses. Nunca antes tuve necesidad. Siempre tuve trabajo y ganaba bien, pero después de la pandemia ya no. Todos los días mando curriculum, nadie me llama", dice Stéfani Chinguel, de 23 años.

En un envase, esta joven se lleva dos almuerzos: uno para ella y el otro para su compañero, que sí tiene un empleo formal en una tienda, pero con un salario que no les alcanza. 

"A mi novio a veces le aumentan el sueldo, pero 1.000 pesos (9 dólares), no va acorde con la suba de precios", que este año acumula 41,8% y es una de las más altas del mundo.

Entre los trabajos que hizo desde los 18 años, Stéfani cuidó ancianos y vendió automóviles. 

Ahora va al comedor no sólo a buscar comida sino también la oportunidad de que le den un empleo en la cocina, que es recompensado con un subsidio estatal equivalente a la mitad del salario mínimo de 32.000 pesos mensuales (300 dólares al tipo de cambio oficial).

"Mucha gente quiere entrar a trabajar aquí, pero no hay cupo", lanza Edith Cusipaucar (40), madr...