Putin y Biden, una foto y un apretón de manos

en El Día el 16-06-21 06:49

Cuando la esperada cumbre terminó, líneas rojas, las tensiones y las acusaciones mutuas seguían ahí. Los presidentes Joe Biden, de Estados Unidos, y Vladímir Putin, de Rusia, han acordado este miércoles en Ginebra (Suiza) la vuelta de sus respectivos embajadores, retirados en el pico de las tensiones, e iniciar consultas para extender el último pacto nuclear que comparten. Más allá, se mantienen puntos de fricción y desencuentros. En conferencias de prensa separadas, los líderes han insistido en sus líneas rojas. Putin, que habló primero, acusó a Washington de financiar a la oposición para debilitarle como adversario. Biden, que se centró en los ciberataques que sus servicios de inteligencia atribuyen a Moscú y en la vulneración de los derechos humanos en Rusia, ha advertido al Kremlin que responderá ante las amenazas. “Creo que lo último que quiere [Rusia] es una nueva guerra fría”, ha remarcado Biden en un tono severo e institucional.

Una cita bilateral entre los viejos enemigos de la Guerra Fría siempre conlleva su dosis de tensión, pero cuando sus dirigentes se conocen desde hace tanto tiempo y se han llegado a acusar de ser asesinos y no tener alma —Biden a Putin—, la incertidumbre alcanza otra categoría. La relación entre ambos países atraviesa, además, su peor momento desde la caída de la URSS, en medio de una escalada de sanciones y expulsiones de diplomáticos a raíz de las interferencias electorales del Kremlin, los ciberataques y la represión a los opositores en Rusia, con el arresto de Alexéi Navalni como símbolo. La breve declaración institucional acordada entre ambos países tiene todas esas reminiscencias: “Incluso en tiempos de tensión, se puede avanzar en los objetivos compartidos de asegurar la estabilidad en un contexto estratégico, reduciendo el riesgo de conflictos armados y la amenaza de guerra nuclear”, remarca el texto, difundido por el Kremlin.

Biden ha definido la reunión de Ginebra, en un palacete a orillas del lago Lemán, como “práctica”. Putin, como “constructiva” y “sin hostilidad”. Pero las tensiones han sido palpables. Sobre la mesa, uno de los más áridos: la ciberseguridad. Severo, Biden ha asegurado que ha entregado a Putin una lista-advertencia detallando 16 sectores clave que deben quedar al marquen de los ataques cibernéticos. “Le he dejado claro que mi agenda no es contra Rusia, sino a favor del pueblo americano”, ha dicho Biden. Si persisten las agresiones, ha recalcado, “responderemos”.

Poco antes el líder ruso, que dejó entrever que se habló de la posibilidad de crear un grupo de expertos sobre ciberseguridad, no solo negó tajante que Moscú haya tenido algo que ver en la serie de ataques informáticos contra la Administración estadounidense e infraestructuras clave sino que apuntó que Rusia también sufría amenazas cibernéticas desde Washington. “Hay que dejar de hacer insinuaciones, sentarte y empezar a trabajar en el nivel de los expertos”, ha enfatizado Putin. Pese a la dialéctica habitual, el líder ruso ha dejado abierta una inusual aunque pequeña puerta a la cooperación, al hablar de acordar “reglas de comportamiento”.

El presidente ruso ha reconocido que Biden planteó la situación de los derechos humanos en Rusia y la represión a la oposición, pero en su habitual tono desafiante y duro, Putin ha acusado a Estados Unidos de apoyar a grupos de oposición en el país euroasiático para debilitarlo porque es un “adversario”. El ruso, que ha repetido que la política interna rusa no es...