Para encontrar a Áñez y Núñez, Policía ejecutó allanamientos y arrestos a más de seis personas

en Los Tiempos el 31-03-21 10:18

La expresidenta Jeanine Áñez y dos de sus exministros fueron detenidos en Trinidad entre el 12 y 13 de marzo, junto a ellos media docena de personas fueron arrestadas, perseguidas y varias de ellas hasta agredidas físicamente.

Uno de ellos es Julio Rivera, un hombre de carácter tranquilo, de hablar apacible, su tez está curtida por el trabajo, y sus palabras siempre llevan algo de formalidad, rastros de su educación eclesiástica.

En Trinidad, Rivera es un reconocido erudito en materia de historia y cultura. Trabajó toda su vida en el vicariato del Beni y tiene un contacto permanente con las organizaciones indígenas. Está casado con una reconocida poetisa, Selva Velarde, presidenta de la Casa de la Cultura del Beni.

Hace casi tres semanas, más de una veintena de policías irrumpieron en su casa, hostigaron a su esposa, y lo detuvieron violentamente sin mostrarle ninguna orden de aprehensión, ni otorgarle sus derechos fundamentales. Se lo acusó de estar relacionado con la expresidenta Jeanine Áñez, a quien capturaron horas después de haberlo detenido a él.

Julio había salido de su casa cerca de las 9 de la noche, llegó hasta la casa de un amigo, para entregarle un libro, en ese momento recibió una llamada de su esposa, extraña en el tono, lo que levantó la sospecha de que algo no andaba bien.

"Fui solo a dejarle un libro, me llamó Fanthy (así le dice a su esposa), me preguntó dónde estaba y luego cortó la llamada sin decir nada más, eso me pareció extraño", recordó Julio.

Lo que él no sabía es que una veintena de policías estaban en su casa, y que su esposa lo había llamado porque así se lo ordenaron, y una vez recibida la respuesta que esperaban, le quitaron el celular sin permitirle decir nada más.

En este momento del relato, Julio parece quebrarse, nervioso empieza a fumar casi de manera compulsiva, explica que no sabía que ya le habían quitado el celular a su esposa en ese momento, que habían irrumpido en su casa, que habían sacado de su cuarto a su esposa que ya se encontraba a punto de dormir, sin uniformes de policía, sin ninguna orden ni un fiscal, sin dar explicaciones.

Recuerda que se apresuró a llegar a casa, pero ya su vivienda estaba "tomada": autos, agentes de policía, mucha gente en su patio; en su casa, cuando él se abrió paso entre ellos, lo detuvieron e increparon.

"Me empiezan a decir que yo ya sé porque estaban ahí, que hable para no complicar mi situación, me empiezan a gritar, a hablar muy fuerte, yo les digo que se calmen, que no griten, entonces uno de ellos me dice, 'donde va...va a tener harto tiempo para gritar'", recuerda Julio.

En esos momentos llegó su hijo, David Fernando, no lo dejaron pasar, lo agredieron, ya habían id...