Víctimas rompen el miedo y usan las redes para denunciar a sus agresores

en Los Tiempos el 15-09-20 04:01

En las últimas semanas en diferentes cuentas de las redes sociales se hicieron públicas denuncias de víctimas de violación y agresión sexual. Las historias publicadas reflejan el miedo, la vergüenza y el dolor con los que por muchos años tuvieron que vivir.

A raíz de estas publicaciones, diferentes colectivos y redes que luchan contra la violencia infantil y violencia de género iniciaron una campaña con el “hashtag” #YoTeCreo, esto para mostrar el apoyo que necesitan las víctimas. 

Las activistas lamentan que por la gran carga procesal y la carencia de especialización de los funcionarios públicos sean algunas de las causantes por las que las víctimas no se animan a denunciar en el plazo que corresponde. O porque muchas veces sus historias no son aceptadas por los oficiales, fiscales o jueces.

El coordinador de proyectos de la fundación Construir, Marco Loayza, dijo que es una obligación del Estado dar garantías a la debida diligencia para evitar la impunidad de los agresores, pues debe existir un sistema que responda efectivamente a luchar contra la violencia.

“Hago este descargo público porque he decidido romper el silencio cómplice de impunidad que beneficia a mis propios agresores. Publico mi caso años después, porque en su momento no tuve las herramientas ni supe cómo hablar de esto”, inicia la publicación de una víctima de violación, que fue agredida sexualmente por sus compañeros de colegio.

Mariela, nombre ficticio, tras ser víctima de violación grupal por parte de sus amigos y primos de sus compañeros de curso, decidió callar y no denunciar el hecho por miedo y vergüenza de que sus compañeros se enteren de todo lo que le pasó cuando estaba en un colegio reconocido de la ciudad de Cochabamba, el año 2003.

Según el relato, la violación colectiva fue hace 17 años, cuando un grupo de jóvenes de secundaria viajaron a Santa Cruz. “Uno de ellos no sólo era mi compañero de curso, era mi mejor amigo”, el otro era su primo.

“Viajamos y la primera noche compramos algo para brindar, pero después del primer vaso me sentí muy mareada y...