México, el desastre del que nadie habla

en El Día el 26-03-21 06:31

La pandemia comienza a dar un respiro a México tras un costo altísimo. Un año después de que el país empezara a sumar contagios y muertos -200.000 fallecidos oficiales desde este jueves-, la curva estadística muestra un descenso con varias semanas de reducción en ambos parámetros y la ocupación hospitalaria está alrededor de un 20%, muy lejos del 90% de otras semanas. El mapa de la República ha ido pasando del rojo al naranja y del naranja al amarillo y ya hay tres Estados en verde, lo más parecido a la vida normal, es decir, con el alumnado a punto de volver a las escuelas. Más de 17.000 docentes han sido vacunados en Campeche, prácticamente el 100%, para iniciar las clases. Incluso en zonas más afectadas, como la Ciudad de México, las tiendas están abiertas, los restaurantes llenos, la calle vuelve a vibrar. He ahí el peligro. La Semana Santa se acerca y no hay quien no se tema lo peor. A este lado del Atlántico, también. El segundo temor es el relajamiento de la población por la confianza en las vacunas. Y el tercero, las nuevas variantes.

Largos meses de lucha contra la muerte, que hoy suma ya 200.211 fallecidos, aunque son muchos más porque el recuento dista mucho de ser exacto ante el exceso de mortalidad, han permitido cierto aprendizaje. El cierre desde diciembre en aquellas zonas más afectadas con la Ciudad y el Estado de México a la cabeza, la detección rápida de casos gracias a la multiplicación de las pruebas, una mejorada asistencia en los hospitales que han sabido desplegar camas y otras alternativas de asistencia a domicilio permiten hoy, dicen los expertos consultados, hablar de una pandemia que va frenándose. “Cientos de científicos están vigilando las nuevas variantes y ya se han identificado en el país tres de las más relevantes, la de Reino Unido, la de Brasil y la sudafricana. Hay un trabajo de vigilancia virológica importante, en el que están varias instituciones como la UNAM”, dice Mauricio Rodríguez Álvarez, epidemiólogo y vocero de la comisión para la atención de la pandemia en esta universidad.

El “universo de susceptibles”, como le llaman los epidemiólogos, va reduciéndose. Es decir, los que ya se han contagiado y tienen defensas, así como los vacunados, propician el freno en las infecciones. Por eso las variantes son ahora la preocupación, por su mayor poder de contagio y porque puedan escapar a la inmunización actual. “Los países con más casos y menos vacunas generarán más variantes, como Brasil, un país para el que algunas organizaciones ya piden que se le dé prioridad en la vacunación. Ahora ya se sabe que la AstraZeneca no protege contra la variante inglesa, así que la carrera científica sigue”, dice Rodríguez Álvarez. La pandemia, pues, está lejos de acabarse, incluso no se acabará, sino que habrá que esperar a que se acomode su endemicidad, es decir, que se convierta en una especie de gripe estacional. Sobre México, el epidemiólogo tiene un diagnóstico claro: “Hasta que Estados Unidos no controle su pandemia, México no lo logrará por el fuerte intercambio entre ambos países”.

En el capítulo de las vacunas, México puede presumir de haberse apuntado algún tanto. Alzó la voz ante la voracidad de los países ricos y no le quedó más remedio que alistarse en las filas de aquellos que optaron por los desarrollos de laboratorios que algunos despreciaban. Firmó acuerdos con los rusos para comprar la Sputnik V y siguen llegando cargamentos de AstraZeneca o de Cansino, la china, que se ya se envasa por millones en su territorio. Pfizer y Sinovac también se están aplicando. “Todas son seguras y efectivas. Hay que usarlas. México ha acertado en eso. La misma Cofepris que autorizó la vacuna de Pfizer ha autorizado las demás. Hay que confiar”, dice Rodríguez Álvarez.

Ante el descenso de la enfermedad, las vacunas son ahora el campo de batalla. A medida que llegan los cargamentos, millones de viales se van acumulando sin medios para aplicarlas. Incluso ha habido...