El adiós desbordado del pueblo al papa Francisco

en Los Tiempos el 24-04-25 02:16

El eco enmudece. Tanto como el incienso envolvente que se pierde en la inmensidad. Tanto como la pequeñez que se cierne sobre cualquiera ante el baldaquino. Tanto como contemplar el féretro de aquel que hace apenas unos días atravesó esa nave central en silla de ruedas para dejarse abrazar por quienes ahora acuden en masa a despedirle.

El velatorio del papa Francisco arrancó ayer y se extenderá hasta mañana. Una marea constante de fieles, turistas, curiosos y todo tipo de etiquetas que se pueda adjudicar a quienes llegaron a esperar hasta cinco horas para acceder a la Basílica de San Pedro. Unos se persignaban. Otros inclinaban la cabeza. Algunos observaban con lágrimas en los ojos. Los más curiosos buscaban detalles en su rostro.

Una marea que parece certificar que Jorge Mario Bergoglio, que falleció este lunes a los 88 años, era el pontífice de la gente. Un Obispo de Roma a pie de calle. Quizá por eso, por deseo expreso, pidió ser enterrado con un ataúd y no con tres. Quizá por eso, por empeño porteño, exigió eliminar el catafalco que le habría dado altura para situarse a ras de suelo. Como siempre estuvo, lo mismo en el «subte» de Buenos Aires que en el comedor de la Residencia Santa Marta.

Unos 20 mil fieles solo desde las once de la mañana hasta las 20:00. Cumpliendo esa profecía del pontífice argentino, que quería una Iglesia de puertas abiertas en...