Tres modelos de alquiler de tierras predominan en el oriente boliviano

en Los Tiempos el 01-12-24 01:59

El alquiler de tierras en Bolivia, particularmente en el oriente, es un fenómeno que ilustra las tensiones entre el desarrollo económico, la sostenibilidad ambiental y las necesidades de ingresos en las comunidades rurales. Con diversas modalidades, esta práctica adquirió una relevancia significativa en las últimas décadas y ofrece tanto oportunidades como desafíos para la sociedad y el medioambiente del país.

Según Efraín Tinta, investigador de la Fundación Tierra, el alquiler de tierras está estrechamente vinculado a dinámicas complejas, como la expansión de la frontera agrícola y la debilidad de los controles estatales en zonas rurales. Existen tres modalidades principales, documentadas por la Fundación Tierra, que reflejan contextos socioeconómicos y geográficos específicos: 

1. Alquiler en comunidades indígenas 

En territorios indígenas titulados como Tierras Comunitarias de Origen (TCO), el arrendamiento de tierras es una práctica común. Estas parcelas, alquiladas a pequeños productores agrícolas por montos simbólicos (entre 1.000 dólares anuales por 20 a 50 hectáreas), suelen destinarse al cultivo de productos como soya transgénica y maíz. Aunque estas transacciones generan ingresos importantes para las comunidades, la falta de regulación formal puede derivar en conflictos internos y problemas legales. 

2. Alquiler en predios medianos y empresariales

En propiedades regularizadas por el Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA), el alquiler permite que tierras habilitadas por desmontes sean destinadas a cultivos agroindustriales, especialmente en zonas fronterizas con Brasil y Argentina. En algunos casos, aunque los títulos pertenecen a ciudadanos bolivianos, el control efectivo recae en extranjeros a través de acuerdos inf...